La
historia dice que un ladrón un día fue a confesarse a la catedral, y que le
contó todos sus crímenes a un sacerdote, pero después se arrepintió porque
pensó que el sacerdote lo iba a delatar, se dio cuenta de que el sacerdote era
muy devoto al cristo negro y que cada noche le besaba los pies. El ladrón
decidió llenar de veneno al cristo y así asesinar al sacerdote, pero el cristo
recogió los pies y por el veneno se volvió negro.
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